No creo que jugase mal el Málaga el pasado domingo. En Canal +, Robinson decía, con mucha razón, que este equipo ganaría todos los partidos si en el fútbol no hubiese porterías, porque, visto lo visto, no marcamos ni al Arcoíris. Pero el ataque (Rondón, Seba, Van Nistelrroy) no es el único problema. Hay algunos más, con nombres y apellidos, véase Martín Demichelis, Joris Mathijsen… y algunos más, que por su intermitencia se pueden salvar; pero lo del centro de esta defensa clama al cielo. No se puede jugar con menos seguridad, con menos rapidez y con menos orden.
Quizá estoy pidiendo demasiado a un equipo que hace seis meses se libraba del descenso por un punto, pero, tampoco creo que case la cantidad de millones desembolsada con la actuación de algunos “figuras”. El miércoles tenemos la vuelta de la Copa del Rey, y después un tiempo para algo más que comer turrones. Habría que replantearse muchas cosas; fichajes, tácticas, banquillazos… o pedirle a Pellegrini que tenga la sangre de Caparrós y a Rondón, el coraje de Soldado; pero eso ya es más difícil.
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